miércoles, 2 de enero de 2013

Dos Mil Trece


Espero que este año 2013 sea de muchísima bendición para cada uno de ustedes.

El dia 31 de Diciembre tengo la tradición de orar antes que toque el reloj la medianoche y entregar el año por venir a Dios. Planes, ideas,  y todos los objetivos. Esta tradición la empezó mi mamá. Siempre nos hacia orar antes de la medianoche.


Cada  año le digo a mi esposo para orar juntos mientras el reloj toca la medianoche. Para muchas de nosotros el nuevo año de alguna manera significa una oportunidad para comenzar de nuevo, tomar nuevos retos y desafíos, cumplir sueños, y mucho mas.


Pero este año quise incorporé algo nuevo.  Abrí mi Biblia y empece a leer el Salmo 91 en voz alta. Queria cerciorarme que no se me olvidara lo que Dios había prometido en mi vida. Las promesas que había yo acogido en mi corazón desde que tenía una tierna edad.


Este Salmo yo lo llegue a conocer por una profesora cuando estudiaba en una escuela cristiana. Y ella me invitó a una reunión de oración yo tenía 13 y empezó a orar por nosotros y mientras oraba también recitaba el Salmo 91 y me pareció tan profundo en mi vida. Desde entonces siempre trato de leerlo cuando oro.


Si hay algo que quiero quiero hacer cada día en el 2013 es confiar en Dios cada segundo de este año y del resto de mi vida.


Les comparto el Salmo 91:



Seguridad del que confía en el SEÑOR

91 El que habita al abrigo del Altísimo
        morará a la sombra del Omnipotente.
Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y fortaleza mía,
        mi Dios, en quien confío.
Porque El te libra del lazo del cazador
        y de la pestilencia mortal.
Con sus plumas te cubre,
        y bajo sus alas hallas refugio;
        escudo y baluarte es su fidelidad.
No temerás el terror de la noche,
        ni la flecha que vuela de día,
ni la pestilencia que anda en tinieblas,
        ni la destrucción que hace estragos en medio del día.
Aunque caigan mil a tu lado
        y diez mil a tu diestra,
        a ti no se acercará.
Con tus ojos mirarás
        y verás la paga de los impíos.
Porque has puesto al SEÑOR, que es mi refugio,
        al Altísimo, por tu habitación.
10 No te sucederá ningún mal,
        ni plaga se acercará a tu morada.
11 Pues El dará órdenes a sus ángeles acerca de ti,
        para que te guarden en todos tus caminos.
12 En sus manos te llevarán,
        para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y la cobra pisarás;
        hollarás al cachorro de león y a la serpiente.
14 Porque en mí ha puesto su amor, yo entonces lo libraré;
        lo exaltaré, porque ha conocido mi nombre.
15 Me invocará, y le responderé;
        yo estaré con él en la angustia;
        lo rescataré y lo honraré;
16 lo saciaré de larga vida,
        y le haré ver mi salvación.





© Carla Delgado Sparks

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