- Ese cuchillo te puede cortar.
- Cuidado tocas el horno y te quemas.
- El pollo se cocina en 45 minutos.
- La ropa la lavas todos los dias.
- Ven para peinarte, esos pelos en la cara no te lucen.
- Dale de comer bien a los bebes.
Mil y una frases mas resuenan en mi cabeza. ¡Si! es mi madre la que las dice. No solo una vez pero mil veces. Por si acaso lo olvido en los próximos cinco minutos. Cada vez que viene mi mamá a visitarme simplemente me vuelvo niña otra vez. De pronto vuelvo a tener diez años y tengo que consultarle por todo. Su aprobación es la mágica fórmula para que todo salga bien.
Ahora que se acerca el Día del las Madres pienso lo especial que todas las mamás son. La dedicación que invierten en sus hijos. Tengo una estudio bíblico de mujeres, todas tienen hijos pequeños. El común denominador es que todas aspiran lo mejor para sus hijos e hijas. Independientemente de la diferencia en que criamos a nuestros hijos. El resultado final es que sea un hombre o mujer de bien. Lo que trato de decir con esto. Para mi mamá repetirme las cosas diez mil veces es señal de que lo voy a aprender. Otra madre probablemente piensa basta una sola vez y lo tiene que entender.
Leía hace poco en un libro que "las madres son las arquitectas de la siguiente generación". Siempre decimos que los niños son el futuro, pero detrás de esos niños(as) están madres dedicadas a moldearlos en principios bíblicos. Después que tuve la bendición de ser madre me di cuenta de mi gran deseo de que mis hijos, al igual que yo, se paren firmes en su fe cristiana. Y cuando digo esto no me refiero a que quiero que sean pastores o misioneros a menos que Dios asi lo quiera. Pero que así sea un ingeniero o contador sean íntegros en su andar, honrando a Dios con sus vidas. Ese es mi deseo, confiando en que Dios no me va a fallar.
"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartara de el"
Proverbios 22:6
Si yo no hubiera tenido una madre que todos los domingos nos llevaba a la iglesia. Nos hacia orar en las mañanas y antes de acostarnos a dormir. Nos hacia leer la Biblia y sobre todo nos enseñaba a amar a Dios por sobre todas las cosas. Tal vez no estaría escribiendo este blog ahora.
¿Pero que de las personas que no tuvieron una madre así? Pues no se condene usted, ni condene a sus hijos. Usted puede vivir en amargura y tristeza toda la vida pensando en todo lo que no fue. Y lo digo esto basado en un caso real de una mujer que creció sin afecto maternal teniendo una madre que trabajaba todo el tiempo. Sin embargo después de conocer a Dios. Su vida cambio y todo ese vacío por un amor real fue lleno por Dios.Una madre ejemplar sin duda. ¡Así es mi mamá!
© Carla Delgado Sparks